Detrás de la propina
En el Perú 3 millones 335 mil niños y adolescentes se ven obligados a trabajar.De ellos el 30%, son potenciales víctimas al salir fuera del hogar y de la protección de los padres.
Sandra (no es su nombre verdadero), de 15 años, llegó a Puerto Maldonado con la ilusión de ganar “una propina” de 350 soles mensuales por cuidar a una niña. Ella vivía en el distrito cusqueño de San Sebastián. Allí su hermana le presentó a Yanet Paile y cambió su vida para siempre.
Yanet Paile convenció a Sandra de trabajar en Puerto Maldonado. La engañó. Sandra no sólo tenía que trabajar cuidando niños. En las noches tenía que vender cerveza y atender a los embriagados clientes del bar “El Faraón”, de propiedad de Yanet.
Sandra jamás recibió un pago. Sin dinero, aislada de su familia y lejos de su hogar, Sandra no pudo regresar a Cusco.
Como Sandra, en el Perú miles de niños y adolescentes dejan de vivir en sus casas para trabajar, con o sin permiso de los padres. Pero lo que nadie sabe es cuántos de estos niños o adolescentes caen en las garras de la trata.
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